Dadas las condiciones climáticas, con la casi absoluta ausencia de lluvias, se está haciendo imprescindible realizar riegos considerablemente frecuentes en invierno. Estos riegos serán de mayor importancia a medida que las yemas vayan evolucionando (hinchándose) para convertirse en flor.
Una vez que aparecen las primeras panículas (esos racimos donde se ubican las flores), el aguacate alcanza su momento de mayor demanda de agua. Los tejidos que componen los «racimos» y las flores son muy transpirables, es decir, emiten mucha agua a la atmósfera.
Si hay mucha flor, poco riego y, además, momentos de calor o viento, lo más probable es que se produzcan desecaciones en las ramas que se confunden con la muerte descendente (botriosfera), se caigan muchas flores sin llegar a ser polinizadas y, tras el cuaje, la caída de fruta sea mayor.
Se recomienda vigilar la frecuencia de los riegos en estos momentos donde empieza a perfilarse la producción de la próxima campaña.
Además, si el sistema de riego no está bien instalado, de forma que riega en una zona no adecuada (en el tronco o demasiado lejos de la zona de proyección de copa) es el momento de cambiarlo. Así el sistema radicular sufrirá lo mínimo posible, en comparación a realizar cambios en pleno verano.
Se aconseja emplear goteros de 4 u 8 litros/hora, para poder cuantificar la dotación de riego que tiene la finca.
Para más información, diríjase al departamento técnico.
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